GLIFOSATO... YA ES HORA QUE ESTÉ FUERA DEL PERÚ!!!!!
GLIFOSATO... YA ES HORA QUE ESTÉ FUERA DEL PERÚ!!!!!
En el Perú el glifosato es un problema de
salud pública invisibilizado…. En otros países ya hay juicios en contra de
Bayer-Monsanto, dueña de éste producto, por causar graves enfermedades a seres
humanos, el agua está siendo contaminada por éste herbicida. La ONU ha
reportado 200 mil muertes debido a diferentes pesticidas[1].
En nuestro país el registro del glifosato es muy sencillo y no se está haciendo
controles de su concentración en alimentos que llegan a todos los peruanos pues
solo se hacen los controles para productos de exportación.
Hay de los que se atreven a asegurar que el
ingreso de transgénicos evitará el uso indiscriminado de glifosato, sin embargo
cualquier otro cultivo que no sea transgénico, puede usar otros métodos para
control de plagas como la permacultura o la agricultura orgánica que nuestro
país tiene larga data. Sin embargo los transgénicos NECESITAN OBLIGATORIAMENTE
el uso de GLIFOSATO, pues han sido modificados genéticamente,
justamente para ser resistentes al glifosato... esa es la razón de su
transgenicidad[2].
Urge una adecuada política de recuperación del
agro multicultivo que tiene más probabilidades de evitar la contaminación del
agua en nuestro país por esta sustancia, el glifosato, que será de uso OBLIGATORIO
si ingresaran los transgénicos, pero en éste momento que tenemos la moratoria,
que esperemos se declare indefinida, la agricultura puede reencauzarse y
recuperar y fortalecer la agricultura orgánica.
MgSPPP Betzabé Aza Castillo
Lima, julio 2019
1.
Un jurado en California, Estados Unidos,
determinó que Bayer debe pagar US$2.000 millones a una pareja que argumentó que
su herbicida Roundup les provocó cáncer[3].
Se trata de la tercera vez que la farmacéutica alemana debe pagar daños
por su producto que contiene glifosato.
El jurado determinó que la compañía había actuado de forma negligente al
no haber hecho advertencias sobre los riesgos asociados a este producto.
Bayer niega las acusaciones e insiste en que Roundup es
seguro de usar.
La empresa compró el producto el año pasado como parte de la adquisición
de su rival Monsanto en EE.UU., por US$66.000 millones.
Documentos internos
El lunes, un jurado en Oakland, California, determinó que Bayer era
responsable de que los demandantes Alva y Alberta Pilliod, una pareja de
septuagenarios, hayan contraído linfoma no Hodgkin
Los abogados del matrimonio describieron el resultado como
"histórico".
"El jurado vio con sus propios ojos documentos internos de la
compañía que, desde el primer día, mostraban queMonsanto no tenía ningún
interés en descubrir si Roundup era (un producto) seguro ",
señaló el asesor de los Pilliod, Brent Wisner.
El jurado otorgó US$1.000 millones a cada uno por daños punitivos y un
total de US$55 millones en daños compensatorios.
En un comunicado, Bayer dijo que estaba decepcionado con el veredicto y
que la empresa estaba dispuesta a apelar.
La farmacéutica calificó la decisión del jurado como "excesiva e
injustificable", y añadió que tanto Alva como Alberta Pilliod tenían un
historial médico en el que figuraban factores de riesgo para linfoma no
Hodgkin.
Miles de demandas
La empresa insiste en que décadas de estudios han demostrado que el
glifosato y Roundup son seguros para el uso humano.
El glifosato fue desarrollado por Monstanto en EE.UU. en la década de
los 70 y se ha transformado en uno de losingredientes más usados del mundo
enlos herbicidas.
Pero Bayer ahora enfrenta más de 13.400 demandas en todo el mundo por el
presunto riesgo de cáncer asociado al uso de Roundup.
En marzo, un jurado en San Francisco ordenó el pago de una indemnización
de US$80 millones a un hombre californiano tras descubrir que Roundup le había
provocado cáncer.
En agosto, otro hombre en Califronia recibió US$289 millones por
el mismo motivo.
2.
Glifosato: un jurado de EE.UU. determina que el
herbicida más usado en el mundo fue un "factor sustancial" en un caso
de cáncer[4]
RedacciónBBC
News Mundo
Es el herbicida más usado del mundo y, ahora, la justicia en Estados
Unidos lo vincula con el cáncer.
Un jurado en la ciudad de San Francisco determinó el martes que un
herbicida basado en glifosato fue "un factor sustancial" en la
aparición de cáncer en Edwin Hardeman, un hombre de 70 años de edad, residente
en el condado de Sonoma.
La decisión, tomada por unanimidad, señala que el herbicida Roundupcontribuyó
a que Hardeman padeciera un linfoma no Hodgkin.
La farmacéutica Bayer, fabricante de ese producto, ha rechazado con
vehemencia la posibilidad de que este sea cancerígeno.
Pese a ello, tras este fallo, la nueva etapa en este proceso judicial es
determinar la responsabilidad que pudiera tener esa compañía en lo ocurrido.
Durante esa fase se espera que los abogados de Hardeman presenten
evidencias de los supuestos esfuerzos de Bayer para influenciar a
científicos, funcionarios públicos y al público en general sobre la
seguridad de sus productos.
Este miércoles, durante la apertura de los mercados bursátiles, las
acciones de la compañía farmacéutica registraron una caída de casi 12% en su
precio.
La compañía alemana Bayer, que se convirtió en dueña de Roundup tras
comprar por US$66.000 millones a su rival estadounidense Monsanto, dijo estar
decepcionada por la decisión inicial del jurado.
"Tenemos confianza en que la evidencia durante la segunda fase
demostrará que la conducta de Monsanto ha sido apropiada y que la compañía no
debería ser considerada responsable por el cáncer de Hardeman", dijo
Bayer.
La empresa aseguró que sigue creyendo "firmemente que la ciencia
confirma que los herbicidas fabricados con glifosato no causan cáncer".
El caso de Hardeman es apenas el segundo de unos 11.200 juicios
contra Roundup en Estados Unidos.
En agosto del año pasado, un jurado estatal determinó que Roundup había
causado cáncer en otro hombre, por lo que ordenó a Bayer pagarle unos US$289
millones, un monto que luego fue reducido a US$78 millones tras un proceso de
apelación.
Qué es el glifosato
El glifosato es un herbicida que se usa en agricultura y silvicultura
para el control de la maleza en áreas industriales, pero también se empela en
céspedes y jardines.
Su efecto sobre las plantas no es selectivo, lo que significa que mata a
la mayoría de ellas cuando se aplica .
Algunos cultivos, como la soya, han sido genéticamente modificados para
resistir al glifosato.
Los agricultores lo rocían en los campos antes de que sus cultivos
broten en primavera y así no tienen que competir con las malezas de los
alrededores.
Pero su uso es controvertido.
Portugal, Italia y la ciudad canadiense de Vancouver han prohibido el
uso de este agente químico en parques y jardines públicos .
En 2018, un jurado en San Francisco, Estados Unidos, resolvió que los
herbicidas con glifosato de Monsanto contribuyeron "sustancialmente"
a la enfermedad terminal de un jardinero.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, de la
Organización Mundial de la Salud, concluyó en 2015 que la substancia es
"probablemente carcinogénica para los humanos".
No obstante, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos ha
insistido en que el glifosato es seguro cuando se usa de forma cuidadosa.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria también ha dicho que es
improbable que el glifosato cause cáncer en los humanos.
3.
El jardinero con cáncer terminal que ganó a
Monsanto una demanda por US$289 millones[5]
RedacciónBBC News Mundo
·
11 agosto 2018
"Nunca hubiera rociado ese producto en la
escuela o alrededor de personas si supiera que les haría daño", dijo el jardinero
Dewayne Johnson.
Las primeras señales de la enfermedad
le llegaron a Dewayne Johnson en forma de sarpullido, cuando tenía 42 años. A
veces, llegaba a afectarle casi al 80% de su cuerpo.
Johnson aplicaba los herbicidas
Roundup y Ranger Pro, de la compañía Monsanto, 30 veces al año, es decir,
aproximadamente cada 12 días, en un trabajo como jardinero que tuvo en 2012 en
escuelas de Benicia, al norte de San Francisco.
Un
médico le diagnosticó en 2014 un linfoma no Hodgkin, un
tipo de cáncer que surge en los linfocitos.
Así, en 2015, Johnson y sus abogados
empezaron a trabajar en la demanda contra Monsanto. Y este viernes una jueza de
San Francisco falló a su favor, la empresa deberá pagarle US$39 millones en
compensación y US$250 millones en daños.
La esposa de Johnson testificó que
ella tuvo que conseguir dos trabajos, en los que labora hasta 14 horas al día,
para poder pagar sus cuentas médicas.
Así fue la demanda y el
juicio
La demanda de Johnson se basó en los
resultados de un estudio de 2015 de la Agencia Internacional de Investigación
contra el Cáncer, parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que
clasificó al herbicida Roundup, cuyo ingrediente principal es el glifosato, como
probablemente carcinógeno.
ANUNCIO
El médico de Johnson aseguró que era
poco probable que su paciente fuera a vivir más allá de 2020 y por esa razón el
juicio se aceleró.
En el transcurso del juicio de cuatro
semanas los miembros del jurado escucharon el testimonio médicos,
investigadores de salud pública y epidemiólogos que no estuvieron de acuerdo
sobre si el glifosato puede causar cáncer.
La Agencia de Protección Ambiental de
EE.UU. concluyó en septiembre de 2017 un estudio en el que descubrió que era
probable que el producto químico no fuera cancerígeno para los humanos,
contradiciendo el estudio de 2015 en el que Johnson basó su demanda.
El esperado veredicto
Sin embargo, el jurado del Tribunal
Superior de San Francisco deliberó durante tres días y la juez, Suzanne Ramos
Bolanos, leyó el veredicto, donde afirmó que Monsanto había omitido advertir a
Johnson y otros consumidores sobre los riesgos de cáncer que tenían sus
herbicidas.
La juez afirmó que encontraron
que el glifosato sí representó un peligro sustancial y que había
pruebas claras y convincentes de que la empresa había actuado con malicia y
de manera represiva.
Brent Wisner, uno de los abogados de
Johnson, dijo en un comunicado que los jurados por primera vez habían visto
documentos internos de la compañía "que demostraban que Monsanto sabía
desde hacía décadas que el glifosato, y específicamente Roundup, podrían causar
cáncer".
Además, el abogado llamó la atención
para que Monsanto ponga "primero la seguridad del consumidor,
sobre las ganancias", afirmó que el caso de su cliente es
el primero de más de 5.000 que podrían ir a juicio.
Monsanto dijo en un comunicado que
apelará el veredicto.
"La decisión de hoy no cambia el
hecho de que más de 800 estudios y revisiones científicas respalden el hecho de
que el glifosato no causa cáncer y no causó el cáncer del señor Johnson",
dijo la compañía.
La gigante farmacéutica Bayer,
propietaria de Monsanto de junio, dijo que los herbicidas que contienen
glifosato son seguros.
"Sobre la base de las
conclusiones científicas, las opiniones de las autoridades reguladoras en todo
el mundo y la experiencia práctica de décadas usando glifosato, Bayer está
convencido de que el glifosato es seguro y no causa cáncer",
le dijo un portavoz de Bayer a la agencia de noticias AFP.
4. Son
una preocupación para los anfibios, ya que estas aguas son peligrosas para
ellos[6].
El uso
del glifosato en los suelos urbanos, es decir, en caminos y carriles está
contribuyendo significativamente a esta contaminación y podemos encontrar
residuos en las plantas de tratamiento de aguas residuales y depuradoras de
aguas residuales. La contaminación de las "piscinas vernales", que
son superficiales y desaparecen en tiempo seco, son una preocupación para los
anfibios, ya que estas aguas son peligrosas para ellos. También se han encontrado
residuos en aguas subterráneas en Canadá, Austria, Bélgica, Dinamarca,
Alemania, Irlanda, España, Suecia, Suiza, Países Bajos, Reino Unido, Sri Lanka
y EE.UU. Se han detectado en el medio marino de la costa atlántica de Francia;
en sedimentos marinos en Nueva Zelandia, que se cree que han venido en gran
parte de la rociadura de la vegetación urbana del borde de la carretera.
5. El
glifosato, uno de los herbicidas más usados en el mundo, ha sido protagonista
de muchas noticias durante las últimas semanas. Aquí te resumimos todo lo que
debes saber sobre este producto[7]
Redacción 05.20.2019 / 03:01AM
En
la década de 1950, la empresa Stauffer Chemical Co. sintetizó un
grupo de moléculas llamadas ácidos aminometilfosfónicos (a-AMF).
Su fin era quitar el sarro de las tuberías y calderas de agua caliente
residenciales y comerciales gracias a su capacidad de capturar metales como el
calcio, magnesio, entre otros. Fueron
patentadas en 1961.
Por
aquella época, Monsanto también se dedicaba a fabricar
sustancias químicas con fines industriales. Trabajaba con los a-AMF para
generar su propia línea de productos de ablandamiento de agua y patentó algunas
moléculas.
Los mamíferos no tenemos la
enzima EPSP, por ello, su
toxicidad es baja. En ratas, el LD50 —cantidad requerida de una
sustancia para matar al 50% de los individuos expuestos— es de 3,8 a 5,0 gramos
de glifosato por kilogramo de peso del animal (g/Kg). Como referencia el LD50
del etanol es 7 g/kg; del Ajinomoto®, 16,6 g/Kg; del ibuprofeno, 0,6 g/Kg; y,
de la aspirina, 0,2 g/Kg. Cuanto menor es el valor del LD50 mayor es la
toxicidad porque se requiere menos cantidad de un compuesto para
provocar la muerte.
Estos valores son referenciales
porque no sería ético hacer un experimento para determinar el LD50 del
glifosato en seres humanos. Si este valor fuera similar al de las ratas, cien
personas deberían ingerir veinte cucharadas de glifosato (unos 300 g) en polvo
cada una para que cincuenta de ellas murieran.
El LD50 suele ser empleado para decir
que un compuesto es más seguro que otros que son consumidos a diario. Sin
embargo, este valor no evalúa los efectos que una sustancia
puede generar en el organismo tras una exposición puntual, frecuente o
prolongada; que no necesariamente llevan a la muerte pero sí afectan la
salud.
Como parte de mi trabajo hago
inspecciones y colecto muestras de hojas de diversos campos de cultivo. Muchas
veces me ha tocado ingresar a parcelas durante fumigaciones con herbicidas a
base de glifosato (Fuego®, Destructor®, Rango 480®, entre otros). El olor es
característico, pero terminas acostumbrándote. Al cabo de unos minutos ya no lo
percibes, aunque recuerdas que sigues inhalando sus aerosoles cuando empieza un
escozor en los ojos.
Sabes que es necesario utilizar
lentes y mascarillas protectoras. Y, si eres el fumigador, un mameluco y
guantes. Nadie los usa. ¿Por qué? Es cierto que muchos carecen de equipos de
protección, pero su principal excusa es la incomodidad.
Llevar todo ese equipamiento bajo un
sol implacable en los valles costeros o con una temperatura de 35 grados en la
selva, lo hace realmente inviable. Para ellos es más práctico amarrar un polo
mojado sobre la nariz y boca. Creen que la intoxicación solo se da si lo
aspiran o ingieren. Pero cuando terminan la faena y se disponen a almorzar bajo
la sombra de un árbol, se lavan las manos con el agua del canal de regadío. La
misma agua que usan para diluir los pesticidas y lavar sus envases y tanques de
fumigación.
Un operario fumigando un campo de
maìz en Bellavista (San Martín).
¿Qué efecto tiene el glifosato en la
salud de estas personas? Es muy difícil saberlo. Los estudios realizados
reportan asociaciones y correlaciones con diferentes
enfermedades. Lo difícil es determinar la contribución del glifosato a este
problema porque los agricultores están expuestos a otros agroquímicos
más tóxicos como el metomilo (con LD50 de 0,04 g/Kg en ratones).
Es por ello que la Agencia
Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en
inglés) catalogó al
glifosato dentro del Grupo 2A como “probablemente
cancerígeno para humanos“. Según esta categoría, la evidencia de cáncer en
seres humanos por exposición real al glifosato es “limitada” pero en animales
experimentales es “suficiente”.
Las categorías del IARC son confusas
—y también aprovechadas por opositores a los agroquímicos para pedir el retiro
del producto— porque no evalúan el riesgo de exposición ni la
cantidad necesaria de un compuesto para causar cáncer, como sí lo han
hecho otras
agencias.
El etanol, por ejemplo, pertenece
al Grupo 1 porque se ha demostrado que causan cáncer, pero
nadie ha pedido sacar al pisco del mercado a pesar de que en una botella de 750
ml hay 240 g de esta sustancia.
Las botellas de pisco, a diferencia
de los envases de glifosato, indican que “tomar bebidas alcohólicas en exceso
es dañino”. Es decir, tienen una advertencia. Y es por esta razón
que Monsanto —ahora Bayer— afrontan más de 13 mil juicios en diversas partes
del mundo.
No los acusan que el RoundUp® —su
producto estrella— haya provocado cáncer a diversas personas, sino que nunca
lo advirtieron a los usuarios. Tres juicios han concluido y la
multinacional deberá
pagar millones de dólares de compensación.
Como pueden ver, los juicios que
perdió Bayer no fueron porque se demostró que el glifosato provoque cáncer,
sino porque la empresa no advirtió este riesgo a los usuarios; más aún cuando
ellos lo sabían desde hace tiempo. Esto se supo tras la revelación
de los “Monsanto
Papers“, una serie de correos y documentos de la transnacional que
fueron desclasificados por orden judicial.
Aquí se evidenció algunas prácticas
de Monsanto para ocultar datos, generar campañas de desacreditación e influir
en opiniones científicas; prácticas muy comunes en muchas
empresas y organizaciones sin fines de lucro a nivel mundial.
Determinar si un producto causa
cáncer es un tema científico y no legal. Hay estudios que asocian y
correlacionan el uso del glifosato con ciertas enfermedades, entre ellas, el
cáncer. La evidencia no es concluyente por eso no forma parte
del Grupo 1 de la IARC como sí el etanol y las carnes procesadas.
Prohibir su uso no sería una
buena alternativa. Es muy fácil exigir esto cuando tus ingresos no dependen
de la agricultura. Las malezas afectan los rendimientos de los cultivos. La
labranza evita su aparición, pero erosiona los suelos. El deshierbe manual se
puede hacer solo en pequeñas parcelas o huertos.
Si se saca al glifosato del mercado
será reemplazado por otros productos más tóxicos. Lo que se debe hacer es
regular adecuadamente su uso, fiscalizar las buenas prácticas de manejo de
agroquímicos y asesorar adecuadamente a los agricultores.
6.
Hoy en día el proceso de registro en nuestro país
(Perú) se resume a una simple revisión acompañada de un proceso administrativo
sin tomar realmente en cuenta todos los riesgos para la salud y el ambiente que
el glifosato y otros plaguicidas puedan ocasionar. Además, existen programas
inadecuados de control post-registro[8].
7.
Atención Perú: un herbicida peligroso anda suelto en
los cultivos[9]
El Ministerio de Agricultura anunció
que a fin de año se tendrá la lista de todos los productos agroquímicos cuya
comercialización serán prohibidos. ¿Por fin se dirá adiós a los
plaguicidas altamente tóxicos? Mientras eso pasa, algunas organizaciones
ambientalistas ya han tomado cartas en el asunto, promoviendo una agricultura
alternativa. Este es el panorama actual.
Pocos creyeron a la escritora y
bióloga Rachel Carson en 1962 cuando advirtió sobre riesgos y peligros que
conllevaría el uso excesivo y masivo de los pesticidas para el medio ambiente y
la salud humana.
Aquel presagio lo había anunciado en
su libro Primavera silenciosa, un par de años antes de su
muerte. En él alertaba los riesgos de estos productos químicos, que dieron
inicio a la “era de los venenos”. Efectivamente, algo insólito sucedía en
el mundo: las grandes empresas de la agroquímica empezaron a esparcir sus
venenos sobre millones de hectáreas. De norte a sur y de este a oeste. Con este
libro, uno de los más influyentes de los Estados Unidos, su autora, la
estadounidense de 55 años, se consagraba como la primera en denunciar los
efectos de los pesticidas y en enfrentarse a las agroquímicas que comenzaban a
popularizarse en todo el mundo.
“Hoy en día todo lo que había
presagiado se hizo realidad. Si la hubiéramos hecho caso, quizás, habríamos
reducido los efectos que ahora son cada vez más más visibles y de gran
impacto”, revela desilusionado el ingeniero agrónomo Luis Gomero, coordinador
nacional de la Red de Acción en Agricultura Alternativa (RAAA), quien accedió a
conversar con Rumbos sobre la alarmante situación que vive nuestro país en la
actualidad. ¡Más de la mitad de los productos agrícolas que se cultivan en Perú
tienen alta probabilidad de que estén contaminados con un veneno que proviene
de plaguicidas!
La amenaza del Glifosato
Recientemente, organizaciones
ambientalistas de todo el mundo han encendido sus alarmas ante los altos
riesgos que implica el uso del herbicida más popular de la compañía Monsanto:
el Glifosato. Un eco está resonando con fuerza en Perú, que además de ser un
país minero también es agrícola.
La polémica sobre este producto
agroquímico estalló luego de que, hace poco más de un mes, una corte de
California (Estados Unidos) condenara a la compañía Monsanto (hoy en
manos del grupo bayer) a indemnizar con un monto de US$ 290 millones a un
ciudadano americano. ¿Qué había pasado? Pues se determinó que el demandante
Dewayne Johnson, de 46 años, contrajo cáncer debido a la manipulación del
glifosato.
Según medios, el jardinero Johnson se
convirtió en la primera persona en lograr que un sentenciera que
el glifosato, un popular agroquímico, provocó dicha enfermedad en un ser
humano, un suceso que se venía advirtiendo desde hace más de 40 años por
médicos y científicos.
La sentencia, por supuesto, despertó
las alarmas en diversos países. Uno de ellos fue Perú. Sin ir tan lejos de Lima
Metropolitana, en el valle de Chillón, la principal fuente de hortalizas de
Lima, la mayoría de los agricultores usan plaguicidas diariamente y sin ningún
tipo de control ni fiscalización, cuando según los especialistas solo deben ser
aplicados en casos de emergencia.
“Si eso sucede aquí, cómo será en el
interior del país. Estamos sobrepasando los límites de presencia de residuos en
los productos agrícolas. Especialmente en productos frescos como las hortalizas
y las frutas”, analiza Luis Gomero, quien además es agricultor y tiene una
finca en el mismo valle donde cultiva productos orgánicos.
De acuerdo con el ingeniero Gomero,
en el país existen tres millones de peruanos que se dedican solo a la
agricultura. Del total, estima que al menos unos 147,000 se dedican a rociar
plaguicidas. En pocas palabras, más de cien mil personas están en permanente
contacto con los químicos contaminantes y sin ninguna protección alguna. Cifras
oficiales del RAAA revelan que al año este grupo de agricultores echan al suelo
alrededor de 26,000 toneladas de pesticidas.
“Pero eso no es lo peor. Lo peor es que las autoridades pertinentes solo
examinan los productos agrícolas para la exportación. En cambio, para el
mercado interno no se está ejerciendo ningún tipo de control. Es decir, no hay
forma de que un niño o una ama de casa, cada vez que va al mercado a comprar
una fruta o una zanahoria, pueda reconocer si el producto tiene ciertos niveles
de pesticidas“, alerta Jaime Delgado, especialista en temas de defensa del
consumidor en una entrevista a la cadena televisiva Telesur, con sede central en Venezuela.
Pero no todo está perdido. Las
autoridades peruanas ya están reaccionando ante los peligros de esta industria.
La semana pasada, el titular del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri),
Gustavo Mostajo, pidió públicamente al Servicio Nacional de Sanidad Agraria
(Senasa) que diseñe un plan para identificar aquellos productos extremadamente
tóxico, con el propósito de eliminarlos del mercado peruano. “Esta información
estará lista a fin de año”, agregó y aclaró que habrá un plazo de adecuación
para retirarlos del mercado.
El problema con los plaguicidas
(principalmente herbicidas, insecticidas y fungicidas) no es reciente. Ya
vienen cobrando vidas, afectando la salud y el medio ambiente desde varios años
atrás.
Luis Gomero revela que le interesó
este tema desde que lo escuchó por primera vez en la universidad. Estudiaba
ingeniería agrónoma a fines de los años 70. “Mis profesores me decían que este
herbicida nunca debía usarse para el cultivo. Inicialmente, fue promocionado
para controlar el crecimiento de las malezas en carreteras, redes eléctricas,
pistas de aterrizaje y canales de riego. Nunca para cultivo”, recuerda.
El glifosato fue inventado y
comercializado a inicios de 1970 por Monsanto, la multinacional
agroquímica más conocida del mundo. Rápidamente, se posicionó en el mercado
agrícola como una alternativa para aumentar la producción agrícola y
enfrentar el problema de las plagas.
“Quizá en ese momento la aplicación
de esta nueva tecnología generó soluciones importantes, pero a través de los
años se abusó mucho de ella. Plaguicidas son insumos químicos que sirven para
matar, por eso es dañino para todos. Afecta a la fauna del suelo, a los
insectos benéficos, así como a toda la vida acuática. Además, estas moléculas
son tan pequeñas que pueden ingresar al sistema hídrico del país, lo que
terminaría contaminando el agua potable que consumimos o el agua del río”,
enumera las consecuencias.
Parece que estamos condenados a vivir
con los plaguicidas y pesticidas. ¿Sabía usted, estimado lector, que para
producir un tomate se aplican 30 veces el glifosato? En ocasiones se fumiga un
día antes de cosecharlos y trasladarlos al mercado, agrega Gomero.
“Solo para que tengan una idea, en
1950 había 13 tipos de insectos que resistían a los plaguicidas. Ahora tenemos
más de 500. En pocas palabras, el remedio fue peor que la enfermedad. El
problema de esto es que hemos generados una excesiva dependencia a esta
tecnología. No hemos integrado los principios del manejo integrado de plagas”,
puntualiza.
Lo que ha provocado que entre el 30 y
50% de frutas y verduras analizadas contengan venenos tóxicos provenientes de
pesticidas, según el Servicio Nacional de Sanidad Agraria.
El glifosato en el mundo
sí como en Perú, este herbicida
también se ha extendido hacia otros países. Por ejemplo en España su venta es
tan popular como la Coca-Cola: el producto agroquímico es usado desde empresas,
que lo aplican para limpiar las carreteras, hasta amas de casa, para eliminar
los matojos del jardín. Asimismo, su uso excesivo ha provocado que uno de cada
tres ríos españoles estén contaminado por glifosato.
Por otro lado, en Colombia el asunto
es diferente. A mediados de este año, el país vecino puso en marcha el
uso de drones y glifosato como una nueva estrategia para erradicar la coca en
la selva colombiana.
De igual modo, en Argentina,
país productor de soya transgénica, el glifosato es rociado desde el aire sobre
grandes campos agrícolas sin temor de que los cultivos se mueran junto a las
malas hierbas.
En Brasil, en cambio, sucedió lo
contrario. Hace semanas, una corte ordenó la suspensión temporal de todos los
productos que utilicen glifosato. La decisión judicial se tomó incluso en
contra de la voluntad del Ministerio de Agricultura brasileño. Mientras que en
Bolivia, las autoridades demandaron que se evalúe su toxicidad.
Por su parte, la compañía Bayer,
que desde junio es dueña de Monsanto, se pronunciado al respecto indicando que
no hay ninguna conexión entre el glifosato y el cáncer. En una entrevista al
semanario Domingo del diario La República, la empresa respondió por siguiente:
“Más de 800 estudios, incluido el U.S. Agricultural Health Study (…), no
encontraron ninguna conexión entre el glifosato y el cáncer. El Instituto
Nacional de Salud reafirmó recientemente que el glifosato no causa cáncer y el
EPA, la EFSA, la ECHA y otros reguladores alrededor del mundo también han
concluido que el glifosato puede usarse de manera segura”.
8. Se ha reportado
citotoxicidad y daño al DNA en células epiteliales de origen humano por parte
del glifosato[10].
El glifosato (G) es el herbicida más
vendido en todo el mundo; Las formulaciones más comunes (Roundup, R) contienen
polioxietilenamina como surfactante principal. Los hallazgos recientes indican
que la exposición a G puede causar daño al ADN y cáncer en los seres humanos.
El objetivo de esta investigación fue estudiar las propiedades citotóxicas y
genotóxicas de G y R (UltraMax) en una línea de células epiteliales bucales
(TR146), ya que los trabajadores están expuestos por inhalación al herbicida. R
indujo efectos citotóxicos agudos en concentraciones> 40 mg / l después de
20 min, que se debieron al daño de la membrana y al deterioro de las funciones
mitocondriales. Con G, se observó una mayor liberación de lactato
deshidrogenasa extracelular indicativa de daño a la membrana en dosis> 80 mg
/ l. Tanto G como R indujeron la migración de ADN en ensayos de electroforesis
en gel unicelulares a dosis> 20 mg / l. Además, se observó un aumento de las
aberraciones nucleares que reflejan el daño del ADN. Las frecuencias de
micronúcleos y brotes nucleares se elevaron después de 20 minutos de exposición
a 10-20 mg / l, mientras que los puentes nucleoplasmáticos solo se aumentaron
con R en la dosis más alta (20 mg / l). R fue en todas las condiciones más
activa que su principio activo (G). Las comparaciones con los resultados de
estudios anteriores con linfocitos y células de órganos internos indican que
las células epiteliales son más susceptibles a las propiedades citotóxicas y
dañinas para el ADN del herbicida y su formulación. Dado que encontramos
efectos genotóxicos después de una exposición corta a concentraciones que
corresponden a una dilución de 450 veces de la pulverización utilizada en la
agricultura, nuestros hallazgos indican que la inhalación puede causar daños en
el ADN en individuos expuestos.
9.
Los formulados comerciales con el principío activo
Glifosato que se comercializan en la agricultura estan asociados a cultivos
modificados genéticamente, a las cuales se le introduce un gen que los hace
tolerante al herbicida[11].
El problema del cultivo del
transgénico no es solo la carga química de glifosato que posee como residuo,
sino también la intervención en el genoma de la planta en si. Ante la respuesta
de la naturaleza a través del aumento natural de la tolerancia de las hierbas
objetivo (malezas, según el agronegocio) al agrotóxico glifosato, las empresas
como Monsanto han desarrollado nuevas secuencias genéticas que otorgan a los
cultivos mayor capacidad de tolerancia al herbicida, para posibilitar el
aumento de dosis que demandan las nuevas superhierbas (“supermalezas”).
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